Es raro que alguien esté contento mientras lo están disciplinando. Sería sumamente raro escuchar a un amigo decir: «¡Oye! ¿Sabes qué? Anoche me castigaron. ¿No es fantástico? ¿Y quién estaría encantado de oír a papá decir: «Te voy a quitar tu mesada por los próximos 20 años.»? Entonces, ¿qué es lo que debemos apreciar del dolor de la disciplina?.(Leer más...)
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