Jesús dijo a sus discípulos: "Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen! Mejor le fuera atarse al cuello una piedra de molino y arrojarse al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos. Miren por ustedes mismos. Si tu hermano peca contra ti, repréndele; y si se arrepente, perdónalo.. (Lucas 17:1—3). El pecado es parte de la adolescencia. El pecado es la consecuencia natural de gente jóven que se rebela buscando el camino. Por esto los líderes de jóvenes hablan tanto acerca del pecado. Somos muy buenos en advertir a los jóvenes acerca de los peligros del pecado. Hablamos mucho acerca de el aborto, el alcohol, las drogas, el sexo, la pornografía—y lo debemos hacer. Y más que advertir a los jóvenes que se alejen del pecado, la advertencia que Jesús hizo a sus discípulos dice claramente que nosotros no tenemos que ser la casua para que ninguno de ellos pequen.
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