…O si debo seguir luchando contra las molestias que tengo. He tenido problemas con los líderes de la iglesia porque no estoy de acuerdo con ciertas cosas que hacen, y ciertas malas actitudes que veo en ellos. La otra vez les hablé de esto, y desde entonces han dejado de tomarme en cuenta y más bien me han comenzado a llamar "rebelde" y "oveja descarriada". ¿Hice mal? ¿Debo hablarles nuevamente? ¿Debo quedarme o es mejor que cambie de iglesia? Alguien me dijo una vez "donde hay personas, hay problemas", y en efecto, a lo largo de mi carrera en el ministerio he comprobado esto. Muchas veces yo soy el problema, en otras ocasiones quizás son los demás.
La buena noticia es que esto no escapa del control y la sabiduría de Dios. Él conoce muy bien lo difícil que pueden ser las personas, pero enfáticamente quiere también recordarnos cuánto aprecia y anhela que desarrollemos las mejores relaciones del mundo.
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